El protagonismo del potenciómetro en el ciclismo

Si en los últimos años ha habido un aparato que ha hecho correr ríos de tinta sobre los beneficios o no que aporta al ciclista, no es otro que el potenciómetro. Este inofensivo aparatito electrónico que es capaz de medir el esfuerzo con una elevada exactitud ha logrado dividir al pelotón profesional y a los aficionados sobre la conveniencia de su uso.

Lo cierto es que entre los ciclistas profesionales y los equipos no hay siquiera consenso sobre si el uso del potenciómetro debería permitirse o estar prohibido. No cabe duda que se trata de una incorporación más que, como el pinganillo, coarta el espectáculo y el modo de correr por sensaciones.

Hoy es habitual ver a las estrellas del pelotón subiendo un puerto con la mirada clavada continuamente sobre la información de sus vatios sin considerar siquiera la posibilidad de lanzar un ataque o de salir al de un rival.

Se podría decir que en el ciclismo de élite moderno prácticamente se han extinguido las “pájaras”, ya que todo el mundo sabe hasta que límite puede llevar su esfuerzo.

Eso sí, es justo apuntar que por ejemplo el británico Chris Froome, abonado a todas las innovaciones que llegan al ciclismo, siempre se ha erigido como uno de sus mayores defensores y hay que reconocer que muy mal no le va.

Solo hay que ver los triunfos que acumula y que aún hoy parte como favorito en las apuestas deportivas de ciclismo en todas y cada una de sus apariciones en competición.

Caros para el aficionado

Pese a ello y como suele suceder con la mayoría de novedades que se dejan ver entre los profesionales del ciclismo, pronto calan entre los aficionados, o más bien podríamos decir que tan pronto como los bolsillos lo permiten.

Y es que a día de hoy, aunque la competencia los ha hecho más asequibles, los modelos más demandados siguen siendo realmente caros. Como ejemplo, los pioneros de la marca alemana SRM que se instalan en las bielas para medir el esfuerzo de ambas piernas y pasan por ser los más exactos y fiables del mercado, difícilmente se pueden conseguir por precios inferiores a los 2.000 euros.

Bien es cierto que hay modelos muy dispares y que en función del lugar donde van integrados pueden ofrecer una medición que no se corresponda con la de otros de diferente tipo, pero entre ellos se pueden encontrar algunos a un precio mas asequible.

Es importante tener en cuenta que la teoría dice que cuanto mas cerca esté del punto sobre el que se realiza el esfuerzo, es decir los pedales, más fiable será la información que nos transmiten.

En la actualidad los distintos modelos pueden ir colocados en la biela, pedal, eje pedalier, buje de la rueda e incluso en la bota. Aparte hay otros más sencillos como el PowerPod o su evolución AeroPod que se colocan simplemente en el manillar y que rondan los 250 euros.

¿Realmente merece la pena?

¿Pero qué aporta esta tecnología que en un principio parecía destinada en exclusividad al campo profesional, posteriormente llegó a los aficionados de carretera para seguir con lo de montaña y que hoy en día utilizan incluso cicloturistas en sus rutas? En principio es una cuestión para la que cada cual tendrá su opinión.

Entre los aficionados que ya acostumbraban a regirse en sus entrenamientos por la combinación de pulsómetro y cuentakilómetros, el potenciómetro le aportará unos datos bastante más exactos sobre la carga de entrenamiento.

No hay que olvidar que la frecuencia cardiaca siempre va con retraso y puede verse afectada por otros factores que van desde el cansancio, estrés o déficit de sueño, hasta la temperatura ambiente o la humedad.

Un apartado importante para iniciarse en el uso del potenciómetro es una buena calibración del medidor de potencia o los vatios que envíe al ciclocomputador serán erróneos.

Al margen de esto, uno de los datos que se muestran entre toda la información es la potencia que se mueve en tiempo real, por lo que si no quieres atragantarte de cifras es recomendable que la establezcas entre 7 y 10 segundos.

Por lo que se refiere a los cicloturistas que lo utilizan durante sus viajes, es difícil explicar cuál es la razón de su uso, puesto que en principio parecen más prescindibles que cualquiera de los accesorios más simples.

A no ser que se trate de personas que gustan de planificar todo el recorrido al detalle en lo que se refiere al tiempo a invertir y su esfuerzo, que las rutas sean muy exigentes o que se quiera conocer la potencia que se emplea para viajes posteriores.

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En resumidas cuentas, que el desembolso sigue pareciendo un poco alto para las prestaciones que nos puede llegar a ofrecer.

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