El gravel es una modalidad de ciclismo que se distingue de las demás por el tipo de terreno en que se practica, mezclando la carretera con los senderos y pistas. Se trata de una práctica que ha ganado gran popularidad en los últimos años y aunque existe desde hace mucho, es bastante reciente en cuanto al boom de su práctica.
Estamos hablando de un tipo de ciclismo de aventura, uno de los principales motivos por los que enamora a sus practicantes, y es que aporta la adrenalina y también el bienestar de alejarnos de las carreteras más transitadas para volcarnos en aquellas más alejadas del tráfico y adentrarnos en senderos y rutas mucho más naturales, sin llegar a los niveles más exigentes o peligrosos de los senderos más difíciles llenos de piedras y raíces de otras modalidades.
Una de las principales características del gravel es el tipo de bicicleta que usa: al encontrarnos ante una práctica sin las limitaciones del ciclismo de carretera, la bici debe estar adecuada también a lo que se va a necesitar de ella: se trata de bicis con un paso de rueda muy superior al habitual, con neumáticos que suelen ser de 700 x 35 o 700 x 40, aunque hay más medidas tanto por encima como por debajo de estas. Puedes encontrar multitud de modelos de este tipo en tiendas especializadas como Moma Bikes, con más de 18 años de experiencia.
El gravel con bicicleta eléctrica
Rutas y viajes largos como por ejemplo el Camino de Santiago son mucho más amenas con una bicicleta eléctrica, por lo que cada día más ciclistas se decantan por esta opción. Si estás pensando en adentrarte en la modalidad eléctrica de esta disciplina de ciclismo puedes hacerlo con las bicicletas e-gravel, diseñadas para dar las mejores prestaciones en este entorno.
Las bicicletas eléctricas distan ya de ser nuevas en el panorama del ciclismo actual, y prácticamente todos conocemos ya tanto sus beneficios como sus puntos flacos. Resultan una alternativa muy cómoda y amigable para poder enfrentarse a rutas o retos que de otra forma quedarían fuera del alcance de muchos aficionados, o que simplemente necesitarían sufrir más de lo necesario para poder llevarlos a cabo.
En las bicicletas gravel eléctricas contamos con motor que proporciona una asistencia al pedaleo, casi siempre variable, que proporciona ese empuje extra en los ascensos más duros o los terrenos más complicados. La propia bicicleta detecta la fuerza ejercida sobre los pedales y, cuando esta es insuficiente y la asistencia está activada, la complementa con fuerza del propio motor.
De esta forma, el motor puede disfrutar de una gran autonomía al actuar sólo cuando es necesario, dando lugar a una bicicleta todo terreno capaz de proporcionar un extra de velocidad y comodidad muy valioso en esos puntos clave del recorrido.
La bicicleta gravel eléctrica permite así una mayor autonomía y mayor versatilidad, pues al reducir la fatiga y proporcionar ese extra puntual permite realizar recorridos que en otro caso habrían sido imposibles o habrían supuesto una fatiga excesiva.
Estas bicis cuentan además con frenos de disco hidráulicos, mucho más seguros en la frenada, algo especialmente valioso en terrenos complicados.
Por todos estos motivos, la bici eléctrica gravel es una opción muy válida para disfrutar de las bondades de esta práctica en terrenos más naturales, alejados del tráfico y con mayor comodidad.
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